El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el
desarrollo de la persona
¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar
por si misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de
repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar
de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe
del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que
estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una
educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien
separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda
el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que
la educación atienda también a la mente profunda.
¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te
refieres exactamente?
-Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con
aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está
educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque
la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores
deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona
y esta transformación está muy lejos de la educación actual.
La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico.
Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los
jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el
mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los
hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No
puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona
la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El
mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son
instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los
artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los
pensadores.
A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte
racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos
cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro
visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de
poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron
en el dominio político, unos 6000 años atrás, se instaura esto que llamamos
civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón
sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la
tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre
la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede
vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados.
Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados.
Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a
toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.
Al sistema le
conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí
mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho
miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan
de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de
esa prisión?
Es una gran
pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo
conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es
más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo
intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina
del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales:
cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas
las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La
persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere
encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual
forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por
ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de
devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de
creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de
la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie
de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.
-Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis
ecológica que vivimos.
-Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de
todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el
envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a
poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.
Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos
de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el
combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.
La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas,
tiene una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario.
En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de
la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está
llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de
corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo.
Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una
educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.
¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a
esas alturas?
Yo diría que cada vez más, aunque no he terminado el viaje. Soy
una persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar ayudando al
mundo en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz en esa situación
trágica en la que estamos todos.
Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo
procesas el hecho de la muerte?
En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la
muerte al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo
que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto miedo a
cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual preocuparte más. Yo creo
que la muerte sólo puede superarla uno que en cierto modo muere antes de morir.
Uno tiene que morir a la parte mortal, a la parte intrascendente. Los que
tienen suficiente tiempo y vocación y que llegan suficientemente lejos en este
viaje interior se encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser
interior o ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una
persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy absortos en
nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de alegría, tristeza, etc… No
estamos en nosotros, no estamos atentos a quien somos. Para eso necesitamos
estar muy en sintonía a nuestra experiencia del momento. Esta es la condición
humana, estamos viviendo hacia el pasado y el futuro, el aspecto horizontal de
nuestra vida. Pero poco atentos a la dimensión vertical de nuestra vida, el
aspecto más alto y más profundo, eso es el espíritu y es nuestro ser y la llave
para acceder es el aquí y ahora.
A veces vamos en busca del ser y a veces nos confundimos en la
búsqueda de otras cosas menos importantes como la gloria.
*Claudio
Naranjo @ ClaudioNaranjoo
Imagen: Stephane
Vetter (Nuits sacrees)
Entrevista a Claudio Naranjo, psiquiatra chileno
Autor: Alberto D. Fraile Oliver – Fuente: Fundación Claudio Naranjo
Entrevista a Claudio Naranjo, psiquiatra chileno
Autor: Alberto D. Fraile Oliver – Fuente: Fundación Claudio Naranjo
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